jueves, 30 de mayo de 2013

Templo de Santiago de Chile: La Primera Palada, 30 Mayo 1981

Por Rodolfo Acevedo A. (1951-2012)

Cuando el avión que traía al presidente Spencer W. Kimball y a su comitiva se posó en la loza del Aeropuerto de Pudahuel en Santiago, un pequeño coro de Santos les esperaba.  El presidente Kimball llegó a Chile convaleciente de una delicada operación al corazón que le había sido practicada hacía tan solo unos días atrás.  Tras una corta recuperación el presidente Kimball se aprestó para retomar sus actividades habituales, actividades que incluían un largo viaje a Chile para presidir la ceremonia de dedicación del sitio de construcción del Templo de Santiago.  Al llegar a nuestro país, su pecho aún convaleciente sintió muy fuerte el calor y la emoción con que ese humilde coro le daba la bienvenida.


Desde el aeropuerto, la comitiva integrada por el presidente y la hermana Kimball, el hermano Arthur Haycock, secretario del presidente, y David Kennedy, embajador de la Iglesia, salió escoltada por una guardia de honor de Carabineros de la policía motorizada; lo singular de esta experiencia fue que dos élderes de la Iglesia, a saber, el hermano Octavio Núñez Rosales y el hermano Gabriel Ramírez Abarca, servían de escolta al representante personal de nuestro Señor Jesucristo.  Años más tarde, el hermano Octavio Núñez, en los jardines del Templo me confirmó ese suceso al tiempo que se le humedecían sus ojos evocando con emoción esa maravillosa experiencia en su vida profesional y como un sacerdote en la Iglesia de Jesucristo.

El día sábado 30 de mayo de 1981 fue el gran día esperado por todos los Santos chilenos; al sitio del templo llegaron alrededor de 6.000 miembros y el propio presidente de la Iglesia para proceder con los servicios de la “Primera Palada”, jornada ésta inolvidable para quienes tuvimos la bendición de participar en ella.  Esta reunión especial fue programada para comenzar a las 10:00hrs, y entre las autoridades además de la comitiva visitante de los Estados Unidos, se encontraban el Élder W. Grant Bangerter, administrador ejecutivo del área Chile, representantes regionales, presidentes de misión, y autoridades eclesiásticas locales.
“La mañana de ese día sábado me desperté de una manera diferente; fuertes truenos se escuchaban en los collados eternos, ellos me despertaron y me hicieron pensar en aquellas palabras que hablan de que la voz del Señor es como una voz de trueno. Era como si los cielos aprobaran de esta forma la obra que en unas pocas horas más se realizaría con la presencia del profeta del Señor.  Cuando salí en dirección al sitio del templo llovía torrencialmente, con intensidad, mientras los truenos seguían haciendo estremecer nuestros hogares.  Al llegar al lugar de reunión, este ya estaba colmado de fieles Santos esperando el inicio de la ceremonia bajo la fuerte lluvia; llovía intensamente mientras el coro cantaba bajo el agua, abrigados tan solo por el calor de sus corazones henchidos de fe.  Este es mi testimonio personal de esta solemne ocasión, momento en que escuchamos las palabras del Presidente Kimball dedicando el terreno”.
La fuerza de la lluvia probó la fe de quienes allí se encontraban, aquellos que desde el anuncio de que el profeta vendría a dedicar el sitio del templo se habían estado preparando para ser parte de esta experiencia única en sus vidas. Tras llegar al sitio del templo pude ver la fe de mis hermanos y hermanas, muchos de los cuales no tenían sombreros ni paraguas.  En esta torrencial mañana de mayo miles de ellos aguardaban por el sublime momento en que el lugar fuera dedicado.
Los Santos Chilenos bajo una lluvia incesante 
(Fotografia Church News)
La lluvia siguió cayendo con fuerza. Todos los presentes estoicamente esperaban que la ceremonia comenzara. Mientras aguardaban, el coro seguía cantando hermosos himnos bajo la lluvia incesante.  Sus ropas estaban empapadas, pero ninguno se movió de su lugar, aun en los momentos cuando la lluvia se hacía más intensa. Nosotros cantábamos y nos regocijábamos al vivir esta experiencia.  Sin embargo, una gran sorpresa nos quedaba por vivir a todos allí reunidos.
Cuando el presidente Kimball se levantó de su asiento para dirigirse a los miembros, por entre las oscuras nubes un rayo de luz apareció, seguido de otro y de otro.  Pronto las nubes se separaron y brillantes rayos de sol abrigaron a todos los presentes por unos instantes.  Durante todos estos años seguimos recordando la esperanza expresada bajo la lluvia, fue un verdadero gozo, algo muy especial; sentimos la presencia del Espíritu del Señor.  Todos nos vimos inundados de calor y felicidad interior.
En realidad no había dejado de llover en toda esa mañana, en ningún instante hasta el momento especial en que el presidente Kimball se paró de su asiento para hablar a los santos allí congregados, produciéndose lo que sentimos en nuestro corazón como un milagro; luego de ello la lluvia continuó y persistió hasta que toda la ceremonia la cual fue dirigida por el Elder Bangerter hubo concluido y todos los presentes hubieron regresado a sus hogares empapados pero felices.
El presidente Spencer W. Kimball da la Primera Palada
en la construcción del Templo de Santiago de Chile.
Como parte importante de nuestro legado espiritual permanecen hasta nuestros días las palabras que expresara el Presidente Kimball para dedicar el lugar aquel día inolvidable; aquí un extracto de estas:
“…Mis amados hermanos y hermanas, he viajado por Sudamérica muchas veces, he venido en numerosas oportunidades a Chile, y espero que sea mi privilegio venir a Chile a efectuar ordenanzas en el sagrado Templo que estará en este lugar, y que gradualmente todo el pueblo chileno se una a la Iglesia y acepte el programa por completo. Es maravilloso estar con ustedes aquí en este día, esa hermosa canción que entonaron al comienzo, su propia canción  [himno nacional], fue algo realmente hermoso; así como esos himnos de Sion tan selectos. Con esto espero que ustedes y su pueblo acepten la verdad y lleven adelante este programa…
…Creemos en la eternidad del convenio del matrimonio. Muchas personas cometen el error de casarse sin meditarlo bien, pero cuando se dan cuenta y graban en sus mentes la idea de constituir un matrimonio eterno, éste se convierte en algo totalmente diferente. El Señor nos ha prometido estas bendiciones, y un buen joven y una buena señorita que caminen juntos bajo estas circunstancias, llevarán las enseñanzas del Evangelio a sus hijos a través de todas las generaciones del tiempo, y estos padres y madres esperarán el día en que sus hijos continúen llevando el gozo de estas bendiciones.  Resulta muy difícil para la mayoría de nosotros, que existan personas que olviden este importante elemento. Pero el Señor promete que nosotros podemos obtener estas bendiciones...
…Ahora bien, hermanos y hermanas, este es realmente un trabajo muy serio. No todos los días habrá temporales; no todos los días habrá esta multitud. Algunos días serán brillantes, despejados y hermosos, y esos serán los días que esperaremos ansiosos.  Que cada joven y señorita ansíe el día de su boda, para que puedan celebrar tan importantes días para sus vidas.
…esperamos que ningún joven o señorita Santo de los Últimos Días quede sin recibir estas bendiciones.  Hay muchas cosas que pueden venir a cada familia si tan sólo ellos oran y trabajan por ellas.  ¡Pensar que existe un templo en el punto más lejano de Sudamérica!  Esto es en verdad lo más importante, significa que cada hombre y cada mujer puede recibir las bendiciones, puede lograr un continuo y eterno matrimonio; y no habrá razón alguna por la cual alguien deje de recibir estas bendiciones, ya que las pueden lograr fácilmente en sus propias vidas.
…Hermanos y hermanas, este es el sitio que ha sido elegido por las autoridades generales para ser dedicado al Señor para que Él lo use como un Templo.  Y llegará el día en que muchos de ustedes mirarán hacia atrás y podrán contemplar los muchos años en que habrán gozado de las bendiciones del Templo…
…es mi privilegio como Presidente de la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días, dedicar este terreno y el edificio que sobre él será construido para ser un Templo del Señor. Él está complacido y gozoso. Miles de ustedes también lo estarán, y miles más, aquellos que todavía se están uniendo a la Iglesia estarán agradecidos de que ustedes hayan preparado este Templo para ellos… Pedimos a nuestro Padre Celestial que esté con ustedes constantemente y que les bendiga y les permita seguir adelante enlazando sus vidas a la verdad y justicia… Ahora en el nombre del Señor Jesucristo, dedicamos este terreno con todo lo que a este pertenece, y lo entregamos a Nuestro Padre Celestial para ser usado como Él estime conveniente…”
Lágrimas de emoción corrían por las mejillas de los Santos chilenos mientras escuchaban al profeta hablar, lágrimas que se confundieron con las gotas de la lluvia incesante.
El capítulo del trabajo de la construcción del templo de Santiago quedaba abierto y comenzaba a ser escrito con los hechos que lo llevarían a su feliz realización y serena presencia en uno de los sectores más hermosos de Santiago, y en las cercanías de la Cordillera de los Andes.
Al volver a casa esa noche escribí en mi diario: “Esta noche es feliz, afuera está lloviendo torrencialmente.  En la mañana vivimos la maravillosa experiencia del momento de la dedicación del terreno donde va a ser construido el Templo de Santiago Chile en Pocuro con Pedro de Valdivia”.
Tres días estuvo el presidente Spencer W. Kimball entre nosotros en aquella memorable ocasión, y sus palabras hicieron eco aun hasta llegar a la misma prensa chilena que publicó en forma extensa uno de sus mensajes entregados en Chile que lleva por título “Quita tu calzado de tus pies”, [La Nación, Santiago Chile, Domingo 31 Mayo 1981 p. 15].  Además, la amplia cobertura periodística llevó la noticia de la dedicación del terreno para la construcción del Templo a cada rincón de nuestro país, siendo ejemplo de ello el artículo “Mormones construirán su primer templo en el país”:
“A un costo de un millón de dólares se construirá el primer templo que levantará en Chile la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días, más conocida como mormones, cuya primera piedra se puso ayer en presencia del presidente mundial, Spencer W. Kimball, y otras altas autoridades y jerarcas venidos especialmente para la ocasión.
La sede del templo está ubicada en Pocuro 1940 donde funcionan las oficinas principales de la Iglesia y cuya construcción estará a cargo de una empresa chilena, pero los planos y la supervisión corresponden a una asesoría profesional de la misma iglesia.
Disponer de un templo es para los mormones la culminación de una misión evangélica después de completar cien mil nuevos miembros o “bautizados” como los llaman ellos a quienes ingresan, que es el caso de Chile, y cuyo financiamiento es también por cuenta de los “hermanos” nacionales. Para llegar a tener un templo los mormones chilenos debieron esforzarse en la capacitación de prosélitos, debiendo pasar primeramente por lugares de reunión, que ya son 208, y capillas de las cuales constan ya 46.
En conferencia de prensa ofrecida por el embajador “viajero” ante los gobiernos del mundo, David Kennedy, quien forma parte de la comitiva del jerarca, dijo que “Chile es el país que proporcionalmente más ha cumplido las metas de evangelización”.
Casi cuatro millones de mormones predican y practican su doctrina evangélica, que se basa en el respeto a las leyes de cada país, para ser buenos ciudadanos, no ingieren alcohol, café, té ni cigarrillos, pero promueven la armonía, la sana convivencia física y espiritual y creen en la resurrección como felicidad eterna”, [La Tercera de la Hora, Santiago Chile, Domingo 31 Mayo 1981 p. 22].

Fuente:
Alturas Sagradas, Historia del Templo de Santiago de Chile, 2006
Liahona 1 Julio 1981

4 comentarios:

  1. Extraordinaria toma, la fotografía en color del Presidente Kimball dando la palada inicial , muchas gracias por compartir ese valioso material.

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  2. y porsupuesto espectante de el material que exista sobre la dedicación con líderes tan queridos como Presidente Hinckley , Elder Packer y Elder McConkie.

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  3. Recuerdo perfectamente ese día, ud ha hecho una descripción exacta de lo sucedido..... yo tenía 11 años y estuve allí con mi familia. Viajamos desde Rancagua, nos mojamos harto y saliendo del aeropuerto en un paso bajo nivel quedamos atrapados en nuestro auto pues el agua llegaba casi a las ventanas. Pero finalmente llegamos a casa con mucha alegría por haber podido estar presentes ese día, único por cierto. Hoy cada vez que visito el templo recuerdo el lugar en que estuve de pie tratando de mirar por entre las personas a mi querido profeta Kimball. Gracias por compartir las fotografías.

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  4. Hermoso relato de una ocasión extraordinaria con el profeta de Dios, participé de tan memorable acontecimiento, tenía 19 ańos y un ańo de miembro
    Gracias por compartir

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